Conozcamos las proteínas.
Las proteínas se pueden entender como la materia prima de nuestro organismo, ya que son imprescindibles para la construcción de los tejidos de los músculos, huesos, piel, pelo, etc. Pero además tienen otra función vital: regular los fluidos corporales (bilis, orina…)
La palabra proteína viene del francés protèine y esta a su vez del griego proteios que significa literalmente: «prominente, de primera calidad».
Indispensables para la vida, las proteínas son cadenas de aminoácidos que a su vez están formadas por uniones pépticas. Hay varios pasos para su formación y el magnesio es fundamental. Este afecta al papel de los ribosomas del citoplasma celular que son un complejo molecular encargado de sintetizar proteínas.
Esto puede resultar algo complejo para los que no somos especialistas en la materia, pero no hace mucho, me recomendaron que visionara un vídeo de Ana María La justicia (licenciada en Ciencias Químicas, lleva más de 40 años dedicada al estudio de la dietética basado en la bioquímica y la biología molecular) que os aconsejo que veáis porque es muy clarificador:
De él y de otras publicaciones de Lajusticia (tiene publicados diversos libros y artículos en revistas especializadas) se pueden extraer interesantes conclusiones:
En muchas ocasiones en las que nos encontramos físicamente mal, realmente no hay una enfermedad, sino la carencia en nuestra dieta de algún elemento que provoca que no se fabrique un determinado tejido.
Por ejemplo: el 80% de las personas de más de 50 años padecen de artrosis, que no es más (ni menos) qué el desgaste de los cartílagos, y esto es debido a que no se regeneran en la medida debida. Todo nuestro cuerpo está vivo, incluido el esqueleto, que es el tejido de sostén y reserva del organismo.
Según Ana María Lajusticia «el cartílago gastado, con constancia se puede regenerar, según nos ha demostrado la bioquímica y la práctica», y añade, «hay muchos dolores, problemas de estomago, hígado, problemas de cadera, invalidez, que se podrían mejorar con ayuda de aportes proteicos». No cabe duda de que esta especialista en dietética y nutrición expresa con rigor, clara y didácticamente grandes verdades, fácilmente comprensibles para la mayoría de los mortales.
El problema está en que el cuerpo humano no tiene reservas de proteínas ni de los aminoácidos que las componen, al contrario que en el caso de grasas e hidratos de carbono. Cuando nos alimentamos y consumimos proteínas, al hacer la digestión estamos liberando aminoácidos y estos solo duran cinco horas en la sangre. Entonces, si no aportamos una cantidad suficiente de ellas, nuestro organismo buscara reservas en el esqueleto, que es un tejido cuyo deterioro no compromete la vida, como lo es el del corazón.
Otro órgano fundamental es el cerebro. Al pensar, gasta entre un 22% y un 25% de la glucosa presente en una persona sedentaria y necesita de proteínas para un perfecto funcionamiento.
También hace referencia a la importancia del colágeno, que es la proteína más abundante del cuerpo humano, representando el 38% de la proteína total presente en nuestro organismo.
El colágeno constituye el desarrollo de los cartílagos, tendones y matriz orgánica del hueso, además de formar parte de otros tejidos como son las paredes de los vasos sanguíneos, del aparato digestivo, de la cornea, piel, uñas, etc. Tiene propiedades reparadoras y rejuvenecedoras:
- Previene el desgaste.
- Combate la artrosis y la osteoporosis.
- Evita lesiones como la rotura de ligamentos, tendinitis o la carga muscular.
- Previene hematomas espontáneos.
- Ralentiza la aparición de arrugas.
- Mejora el cabello y las uñas.
Por tanto es fundamental la ingesta diaria de proteínas repartidas en las tres comidas principales: desayuno, comida y cena.
Busquemos alimentos que nos las aporten, pero hay que tener en cuenta que para la formación de estas proteínas, como indicaba al principio del artículo, es imprescindible el magnesio, del cual os hablaré en una próxima entrada.
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