Es importante destacar los beneficios del pan, romper algún mito y ponerlo en el lugar que se merece.
El sabor del pan.
La mayoría de nosotros aún recordamos aquel olor que salía del obrador por el que pasábamos todas las mañanas, el sabor del pan recién hecho, la textura esponjosa de la miga y crujiente de la corteza.
Por la noche e incluso al día siguiente, estaba en perfectas condiciones para su consumo. Y me refiero a la barra normal; ni que decir tiene como eran los panes más artesanos, esas hogazas que duraban días.
Pero, ¿qué ha pasado con esos panes que se elaboraban no hace tanto tiempo?. Es cierto que, no sin cierta dificultad, aún se encuentra pan de calidad. Pero la mayoría de los obradores y no digamos de los grandes almacenes, han cambiado la forma y los ingredientes para su elaboración.
El pan en la historia.
El pan acompaña a la humanidad desde que el hombre adopta el sedentarismo, dejando de ser nómada, para establecerse en núcleos donde empieza a cultivar y recolectar los productos de la tierra.
Existe la creencia de que probablemente su descubrimiento fuera casual: alguien pudo olvidar la papilla que elaboraban machacando diferentes cereales, cerca de una fuente de calor o incluso sobre una piedra al sol, adquiriendo ésta una consistencia solida y comestible que debió sorprender a estos hombres primitivos.
Desde ese momento y en todo el recorrido de la historia de la humanidad ha estado presente. Un alimento básico consumido prácticamente por todas las culturas en algunas de sus modalidades, que ha transcendido a su uso meramente alimenticio para convertirse en parte de la cultura universal, que ha provocado guerras y ha simbolizado la hospitalidad, que ha sido moneda de cambio y ha dado nombre a palabras como compañero (etimológicamente «los que comparten el pan»).
Tan simple como el Pan.
Estando en la base de la pirámide alimenticia, el pan aporta una serie de beneficios para nuestro organismo que, consumiéndolo en las dosis aconsejadas por los expertos para cada caso y persona, son imprescindibles en una alimentación sana y equilibrada.
Entre sus propiedades se encuentran:
- Aportación de hidratos de carbono, vitaminas, proteínas, minerales y fibra.
- Bajo contenido de grasas.
- El organismo convierte en glucosa el almidón que contiene proporcionándonos energía .
- Imprescindible durante la infancia y adolescencia ya que favorece el desarrollo y por ende, el rendimiento escolar.
Así pues, el pan debe estar incluido en cualquier dieta, incluso si estas siguiendo una de adelgazamiento, simplemente has de bajar la dosis.
Algunos mitos.
Quizá el más extendido sea que el pan integral tiene menos calorías. Teniendo en cuenta que la materia prima siempre es harina, el aporte de calorías es prácticamente el mismo. La diferencia consiste en que el integral aporta más cantidad de fibra y los hidratos de carbono son de asimilación lenta, que nuestro organismo consume poco a poco.
Tampoco la miga tiene más calorías que la corteza, entre otras cosas, porque tiene más contenido de agua y al ser más «saciante» reducirá nuestro apetito de forma más rápida. Por lo tanto a igual peso sería mejor quitar la corteza. Por eso es un error eliminar el pan de las dietas para sustituirlo por colines o tostadas.
La clave está en consumir la cantidad recomendada según nuestra actividad, peso, condición física y los resultados que queramos obtener si estamos a dieta (no es lo mismo si es la de un deportista o la de una persona con sobrepeso).
El valor del pan
El precio del pan lo justifica la calidad de las materias primas, el proceso de elaboración, el peso. Hay que tener cuidado al elegir donde compramos el pan y lo que nos cobran por él.
El hecho de que añadan semillas, pasas o cualquier otro ingrediente no los convierte necesariamente en un pan de calidad y se tiene que reflejar en el precio. Atentos a las etiquetas e ingredientes.
Si quieres saber cuántos tipos de pan hay, puedes verlo AQUÍ.
Actualización
El día 1 de julio de 2019 entra en vigor una nueva norma por Real Decreto que pone el pan español en consonancia con el de la Unión Europea y regula puntos como la nomenclatura del pan integral, afina otros como la definición de “artesano” e incorpora otros nuevos como “masa madre de cultivo” o “masa madre inactiva”.
Puedes ver en este enlace un artículo de «El Comidista» en el que se explican estos cambios con siete ejemplos prácticos:
Así cambiará el pan a partir del 1 de julio
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